jueves, 7 de enero de 2010

Trato de esconderme en un espacio abuhardillado, quién sabe qué, pero algo tiene ese rincón. Quizá sea su exclusividad, no todo el mundo cuenta con uno. Qué más da... a mi me recoge.
Me enrollo en una manta y muerdo fuerte el bolígrafo. Lo sé, el no tiene la culpa, pero yo tampoco y me duele...
Quiero no pensar, de verdad lo quiero, y cuanto más me esfuerzo es lo único que consigo. No bien, ni si quiera con claridad, ojalá... Pienso que no quiero pensar, ni pensarte. Pero pienso, y tanto que lo hago.
Abro el libro, ¿cuál sino? y busco la página 137. Qué estúpida, pero mi mente en clave me acerca así a lo que quiero evitar... y leo "Quizás, al final, habría podido ser una noche cualquiera. Pero no lo fue"
¡Claro que no lo fue! Si lo hubiera sido la habitación abuhardillada estaría a oscuras con la manta en un rincón y yo no me mordería el labio inferior hasta hacerme daño. ¡No estaría tratando de matar una lagrima! Creeme que no lo fue...
Ya basta, no quiero pensar, y pienso que me vas a matar si tu boca no tiene piedad de mi inocencia.

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