domingo, 13 de diciembre de 2009


Embriagada de locura primaveral a mediados de Diciembre, en el siglo del alcohol y los excesos, donde los romances duran lo mismo que un combinado.
Resulta cálido... casi ardiente, es de agradecer, pero trato de apaciguarlo con el hielo de mi vaso.

Mi sensatez prisionera en una barra de carmín, y un dulce veneno por perfume.
Con los ojos vendados por palabras bonitas y armada de equilibrio sobre mis tacones.
Así me lanzo cuesta abajo... sin miedo, lo ha expulsado mi impaciencia.

Ahora el calendario de mi piel cuenta los días poro a poro, y ya falta poco para robar tu intimidad.

Espero. Con tu sonrisa en mi cabeza y las uñas esmaltadas... ¿su destino?


Tu espalda

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