
Olas. Vienen. Se van.
Es el gran espectáculo del mar. No descansa.
Puntual a nuestra cita.
No le importa mi humor, no le importa mi aspecto.
No importa si un día no vengo, al volver él está ahí, deleitándome con su movimiento.
Fijo la mirada en la orilla. Poco a poco recorro su tez hasta alcanzar su firmeza, ese punto lejano donde parece no moverse, donde traza una recta línea para no confundirse con ese otro gigante azul.
En cada una de nuestras citas me pregunto si podría perderme en él.
Parece que me llama a su seno.
Se aproxima a mi, cada vez más cercano.
Sube la maréa, y yo no quiero alejarme... quiero dejar que me invada.
Deslizarme a la orilla,
dejar que me mezca... fuerte al principio, y más levemente cada vez, hasta confundirnos en uno.
Dejar que me lleve.
Ya no hay pensamientos. No hay penas. No hay alegrías.
soy leve
soy inmensa
soy eterna
soy el mar